13 enero, 2009

Dolor

El último fin de semana me visitaron mis nietos. Los disfruté como siempre.

Con Alejo armamos un castillo valiéndonos de algunas cajas de medicamentos, cinta engomada y algunos fósforos quemados.

Maite cabalgó incansablemente sobre mis rodillas.

Los vi reir y reí con ellos, y esas imágenes se quedarán para siempre grabadas en mi corazón.

Alguien se preguntará el por qué del título de esta entrada, el cual parece no tener nada que ver con lo que estoy relatando.

Sucede que cuando rememoro esos momentos no puedo dejar de recordar otras imágenes que nada tienen que ver con la felicidad.

Me refiero a las imágenes de la guerra. Niños. Como ellos, como mis nietos. Masacrados.

No le encuentro explicación.

Por favor, que nadie se moleste en tratar de explicarme o justificar tanto dolor esgrimiendo versículos y profecías de dudosa interpretación.

Simplemente no lo puedo digerir. La violencia me repugna, cualquiera sea el bando que la ejerza.

Y el dolor no es provocado solamente por la visión de tanta destrucción y tanta muerte. Creo que ese es un dolor básico y elemental que debe sentir cualquiera que se considere ser humano.

Pero hay otra clase de dolor, un dolor que siento como cristiana cuando pienso en tantos que están muriendo sin Cristo; tanto israelitas como palestinos. Es por esta razón que no alcanzo a entender cómo hay cristianos que se esmeran en explicar, justificar y avalar la guerra.

¿Se corresponde eso con el espíritu del Príncipe de Paz?

¿No murió Cristo por los judíos tanto como por los árabes?

No soy teóloga, supongo que habrá muchos dispuestos a disipar mi ignorancia haciendo uso de su "iluminación" y su sapiencia. Otra vez les ruego: absténganse.

He recibido en los últimos días multitud de mails donde prácticamente se hace apología de la violencia; tanto a favor de un bando como de otro.

De ahora en más procederé a borrarlos.

Algunos me acusarán de ingénua, otros de ignorante, de antisemita o vaya uno a saber de qué.

Por eso aclaro que mi postura es, o al menos intenta serlo, neutral; porque creo que como cristiana no puedo estar a favor de ninguno que abogue por la violencia; no importa qué argumentos use para justificarla.

Estoy a favor de la vida. Estoy a favor de la paz. Y esa es mi oración.

Si estoy equivocada, que el Señor me juzgue.

Y que Él tenga misericordia de todos nosotros.

9 comentarios:

  1. Mi oración es igual que la tuya. Comparto tus palabras y espero que toda esa violencia acabe pronto.

    Un saludo desde Lima-Perú.

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  2. Gracias Abel por tu visita a mi espacio y tus palabras.

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  3. Anónimo12:23 a. m.

    Gracias por compartir tu sentir. Te confieso que yo estoy en pleno proceso de "descascaramiento" en cuanto a las posturas respecto a ese tema. Estoy empezando a ver las cosas mas como tu, como tu lo expresas, solo que no se bien como explicarme y necesito seguir aprendiendo. Me uno a tu oracion, sinceramente.

    Un abrazo.

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  4. Y yo no entiendo por qué a la gente mala le cuesta tanto ser como vos, mamá.

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  5. Brisa, creo que definís muy certeramente lo que siento en este tiempo y que vos definís como un "proceso de descascaramiento". Tal vez no es casualidad, tal vez el Supremo Carpintero está arrancando la corteza para llegar al corazón. Un abrazo.

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  6. Nelsi, hijo, si pudiera ser tan buena... Pero sé que Él no ha terminado conmigo. Como no ha terminado con vos... no lo olvides, tiene tu nombre grabado en la palma de sus manos, no te resistas a su amor. Te amo. Ma...

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  7. Querida Paty, lo único que podemos decir es que:"Transformándome está, cada día cambia algo en mí..."
    ¡Wow!, nunca me imaginé que ya tuvieras nietos. Yo casi con los 54 encima, y de nietos...¡nada!, en fin, el Señor sabe, nada que me deje sin comer, no sé si decir:¡gracias a Dios! -por lo de las hambrunas en el mundo- ó decir: "desgraciadamente" por aquello de la gordura, je,je.
    Lindo post. Te sigo leyendo.

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  8. Isa, es muy cierto, él va cambiando cosas cada día, un poquito aquí, un poquito allá, para conformarnos cada vez más a su imagen.
    ... y sí, respecto de los nietos, ya ves..., estos hijos desconsiderados me han hecho abuela jajaja..., los muy sinvergüenzan siguieron el mal ejemplo de la madre y se han casado jóvenes... (y del tema de la gordura no hablemos!...no hablemos!)

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  9. Hola Patricia, pues sì, ahora estan de moda las apologìas de la violencia, yo tampoco me pronuncio en ello, y cuando lo hago lo hago ante el Padre, creo que son màs fructiferas en sus manos mis quejas y mis dudas con respecto a lo que sucede que ya conocemos "¿muy bien?". Bueno, un abrazo.

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