30 marzo, 2008

Diferencia



… espiaban a Jesús para ver si lo sanaría en sábado, y así tener de qué acusarlo.

Marcos 3:2

… cuando los espíritus impuros lo veían, se ponían de rodillas delante de él y gritaban: ¡Tú eres el Hijo de Dios!

Marcos 3:11

Los justos en su propia opinión andaban buscando una excusa para destruir a aquel que los confrontaba con su estéril y vacía religiosidad.

Ciegos, encerrados en su propia justicia, no podían verte aunque te tenían adelante.

Sólo veían a un hombre que los desafiaba con sus actos y palabras; y hacía tambalear su prestigio y autoridad.

Los religiosos estaban tan muertos que no reconocían al espíritu de vida cuando lo tenían enfrente.

Su propia justicia los enredaba y les impedía ver al Sol de Justicia que les brillaba en sus propias narices.

En cambio los espíritus impuros te reconocían de inmediato y caían postrados a tus pies, bajo el poder de la presencia del Espíritu, confrontados con su propia iniquidad.

Unos, justos en su propia opinión.

Otros, conscientes de su bajeza.

¿Quiénes tenían la visión más clara en ese lugar?

No por vista

“Jesucristo... a quien amáis sin haberle visto...”

1° Pedro 1:8

Nunca te he visto, claro que no. Eso sí, muchas veces te he imaginado. Muchas veces traté de sustraerme de las representaciones ideadas por los artistas para tratar de imaginar tu rostro, tu aspecto, tu mirada. Porque lo sé. Sé cuándo tu mirada se ha posado sobre mí. Siento tus ojos escudriñando mi corazón, y siento tu ternura. Puedo percibir tu abrazo en el día de la angustia, tu presencia silenciosa o tu voz susurrando tu consuelo en el momento del dolor.

He podido experimentar tu paz, que se despliega como un dique conteniendo las mareas de la desesperación. Tus manos enjugando mis lágrimas, posándose sobre mi cabeza para aquietar los pensamientos, sanando las heridas más profundas, guiando por el camino más seguro. Porque estás, estás aquí. Estás aquí mientras escribo, mientras dibujo, letra tras letra, lo que hay en mi corazón; mientras escribo que te amo.

¡Parece una frase tan corta! Apenas dos palabras, cinco pequeñas letras garabateadas sobre un papel; sin embargo encierran y resumen todo lo que siento por vos. Te amo...

... y podría agregar también gracias.

Mi vida hoy no sería lo que es si no te hubiera conocido. Mi vida mañana no sería lo que va a ser si no supiera que hay un propósito.

Qué hermoso es poder tener esa confianza. Y qué hermoso poder amarte así, aún cuando nunca te he visto.

Un día te veré, cara a cara, frente a frente; cuando se haya descorrido el velo, cuando haya traspasado la última frontera, cuando al fin te conozca como fui conocida.


Ahora...

“...Mira, ahora que ya estás sano, no vuelvas a pecar...”

Juan 5:14

Ahora que he puesto en orden mi altar y el fuego se ha encendido de nuevo, no permitas que vuelva a descuidarlo y ese fuego se consuma y me enfríe, y me muera.

Ahora que finalmente tomé la decisión y actué de modo que mis ídolos fueron quitados de los lugares altos de mi corazón, no dejes que vuelva a darles el lugar que antes tenían, no sea que caiga otra vez en esclavitud y en adulterio para con vos.

Ahora que resolví moverme en obediencia, sujetando mi voluntad a la tuya, no permitas que la debilidad vuelva a dominarme, empujándome a una vida de esterilidad y frustración.

Ahora que mi vida ya ha sido sanada, quiero desechar para siempre el pecado, declarar la guerra a las pequeñas zorras que arruinan la viña y le impiden dar abundante fruto.

Fortaleceme.

Debo aprender, finalmente aprender, que no tengo que esperar a tropezar para apoyarme en la roca eterna.

Que no tengo que esperar a sentir el aliento frío de la muerte para quitar las cenizas y avivar el fuego.

Que no tengo que esperar a estar extraviada para preguntar al guía cuál es el camino.

Que no tengo que esperar a que la amargura empañe el gozo para arrancarla de raíz y echarla lejos.

Mantené tu vida latiendo en mi, tu fuego ardiendo.

Que ya no viva yo.

Viví tu vida en mí.


19 marzo, 2008

Multifacético Alejo

Un día puede ser Buzz...

y más tarde Power Ranger...

alguna tarde será Woody...


Tortuga Ninja también...

alguna vez un Transformers...

el Hombre Araña después...

y también el Niño Hormiga.

No importa qué identidad
te otorgue tu imaginación,
para mí sos siempre Alejo,
manojito de alegría.

02 marzo, 2008

Uno guia, el otro pedalea

Una tarde, mientras iba a hacer unas compras, pasaron frente a mí dos chicos en bicicleta. Uno de ellos, sentado de costado sobre el caño y aferrado al manubrio, era el que guiaba. Su compañero, sobre el asiento, se limitaba a pedalear mientras comía una naranja. Los dos reían divertidos y despreocupados.
En ese momento pensé en la gran confianza que debía tener ese chico para desentenderse del rumbo que pudieran tomar y limitarse a hacer lo suyo: pedalear; aunque lo único que viera por delante fuera la espalda de su amigo.
Eso puede ser peligroso. ¿Cómo estar seguro de que no se va a chocar con algo, o subirse a la vereda, o cruzarse frente a un camión, o atropellar a alguien… En tales circunstancias... ¿quién no estaría tentado a dar una miradita por encima del hombro? Sólo para asegurarse que ha tomado el camino correcto...

Vos querés que siga tus pasos, Señor, que camine por las huellas que dejaste. Pero, ¡cómo me cuesta abandonarme a tu guía!
Muchas veces las cosas no parecen salirme muy bien. Creo haber oído tu voz claramente, confío que tomé las decisiones correctas, pienso que estoy en tu voluntad pero, así y todo, siento temor.
Me impaciento cuando la respuesta que parecía inminente no llega. Quisiera ver el camino por delante, lejos, hasta el horizonte. Desearía poder adelantarme a lo que pudiera venir. Tomar ciertas precauciones...
Me pone nerviosa ir ahi atrás. Ando inquieta, como si diera saltitos hacia uno y otro lado tratando de espiar un poco por encima de tus hombros para asegurarme que me llevás por el camino más conveniente. Y de hecho lo hago, empiezo a actuar por mi cuenta y es justamente allí donde me estrello.
Es cierto que el futuro es como un gran signo de pregunta. Las cosas no son fáciles, hay problemas en casa, las demandas del trabajo, muchas veces me siento enferma. De pronto es como que nada sale como hubiese esperado, no vislumbro ni siquiera la salida... Si tuviera la misma confianza que ese chico de la bicicleta… Si lograra aferrarme a tus promesas en vez de rumiar mis dificultades…
“Estaré con ustedes todos los días” - decís -, “¡no temas, yo te ayudo!”
“Yo soy el Buen Pastor”.
¿Qué pastor guiaría a sus ovejas hacia el precipicio? ¿Qué clase de pastor se quedaría tranquilo viéndolas desbarrancarse? No vos. No mi Buen Pastor. Vos sos de esa clase de pastor que deja las noventa y nueve sólo por buscar a una; la encuentra, la carga en sus brazos y la conduce por camino seguro a lugares de verdes pastos y de tranquilas aguas.
Muchas veces todo parece oscuro, callejones sin salida, desiertos calientes y secos. La vida resulta dura y el mundo amenazador; y siento que me faltan las fuerzas. Pero nada de eso debería detenerme. Si aguzo el oído y presto atención escucho tu voz que me dice “Ven” y me invita a seguir pedaleando, dándole para adelante con todas las fuerzas que vos mismo me das. Vos ya transitaste el camino, lo conocés, sabés bien por dónde ir, no tenés nada ni nadie delante que te entorpezca la visión, me guías por la senda más segura.

Bueno… ¡allá voy! No hay nada que temer. Pase lo que pase, mi más fiel amigo es quien va aferrado al manubrio...

“Porque este Dios es Dios nuestro
eternamente y para siempre;
El nos guiará aún más allá de la muerte”
Salmo 48:14