… espiaban a Jesús para ver si lo sanaría en sábado, y así tener de qué acusarlo.
Marcos 3:2
… cuando los espíritus impuros lo veían, se ponían de rodillas delante de él y gritaban: ¡Tú eres el Hijo de Dios!
Marcos 3:11
Los justos en su propia opinión andaban buscando una excusa para destruir a aquel que los confrontaba con su estéril y vacía religiosidad.
Ciegos, encerrados en su propia justicia, no podían verte aunque te tenían adelante.
Sólo veían a un hombre que los desafiaba con sus actos y palabras; y hacía tambalear su prestigio y autoridad.
Los religiosos estaban tan muertos que no reconocían al espíritu de vida cuando lo tenían enfrente.
Su propia justicia los enredaba y les impedía ver al Sol de Justicia que les brillaba en sus propias narices.
En cambio los espíritus impuros te reconocían de inmediato y caían postrados a tus pies, bajo el poder de la presencia del Espíritu, confrontados con su propia iniquidad.
Unos, justos en su propia opinión.
Otros, conscientes de su bajeza.
¿Quiénes tenían la visión más clara en ese lugar?
Saludos, Patricia. Gracias por visitar mi blog. ¡Escribes muy bien! Sigue adelante. Me gusta porque eres concisa, clara y tienes algo que decir.
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