11 octubre, 2008

Sólo un pámpano...

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
Juan 15:5

Quiero decirte gracias.
Gracias por amarme, aún, a pesar de todo...

Quiero pedirte perdón.
Perdón por mirar a otro lado, por dudar, por temer...

Porque tuve miedo..., miedo de perderte, de que te hubieras alejado de mí. ¡Y la que estaba lejos era yo! Vos siempre estuviste en el lugar donde nuestros caminos se separaron. Porque me equivoqué y, en vez de poner mis ojos en vos, autor y consumador de mi fe; los puse en las circunstancias. Y como Pedro cuando miró las olas, empecé a hundirme en la desesperanza.

Mi vida se volvió tan chata, tan insípida... Desánimo. Desilusión.
Han sido tiempos tan largos, tan duros... Sin embargo (pienso) no ha sido este el primer tiempo duro que me ha tocado vivir. Pero pretendí enfrentarlo en mis fuerzas. ¡Y son tan escasas!

Me doy cuenta que hay tanto aún que debo aprender, tantas cosas que debo superar, tantos aspectos de mi vida en los que aún me falta morir a mi misma...

¿Como podré hacerlo separada de vos?

Hay momentos en los que anhelo un cambio, algo que revolucione mi vida y me impulse hacia delante.

Quisiera ver fruto y no lo veo.

Quisiera poder decir que crecí en vos y no estoy segura de que haya sido así.

Necesito someterme a tu guía, al impulso de tu Espíritu. Dejarme llevar por tu corriente. Dejar que me empujes como el viento que hincha las velas para que sea posible navegar.

Y no oponer resistencia, no cuestionar, no luchar contra lo que es tu voluntad para mi vida.

Sólo puedo hacerlo si permanezco unida a vos. Yo ya no tengo más fuerzas, ni capacidad, ni inteligencia, ni nada que me sirva para nada.

Dependo de vos.

Sólo me queda abandonarme, dejarme llevar, sin condiciones, a dónde vos quieras, cuándo vos quieras, para lo que vos quieras...

02 octubre, 2008

Tómame en tus brazos...

Lidia nos compartió este escrito en nuestra reunión de oración de hoy. No conozco la autora, por eso no la menciono.

"Te tomé en brazos, y no conociste que yo te cuidaba". Oseas 11:3


El amor de Tus brazos, Señor, es el mullido nido donde descansa mi alma. Es la almohadita suave donde apoyo confiada mi cabeza, después de un día de conflictos y pesado trabajo.

El amor de Tus brazos, Señor, es el refugio cálido para mi alma cuando está herida; es el remanso tranquilo donde serenar el trajinar del día.

Señor, Tú eres mi Castillo; mi Roca Fuerte; mi Líder invencible; mi paladín. Quien me lleva a la batalla y me da la victoria con su brazo poderoso.

Pero hoy necesito verte, Señor, como un refugio de amor. Como escondedero contra el viento, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

No quiero ser como Israel, Señor, que no supo reconocer que Tú lo cuidabas. Yo sé que Tus fuertes brazos hoy tienen forma de cuna y calidez de nido, y me refugio en ellos sintiendo el silbo suave y apacible con que me anuncias Tu Presencia.

Señor, tómame en tus brazos, te necesito. Mi vida no tiene sentido sin Tu amor.

01 octubre, 2008

Lo que sí sé

…si es pecador, no losé. Lo que sí sé es que yo era ciego y ahora veo.
Juan 9:25

¿Cuántas veces ocupé mi tiempo en buscar cómo argumentar contra los razonamientos de los que no creen?

¿Por qué intentar encasillar en la lógica humana a un Dios que hace cosas ilógicas a nuestros ojos?

Hay muchas cosas que no sé cómo explicar, que no pueden justificarse con la razón.

No era lógico que murieras por mí, pero lo hiciste.
No era lógico que me amaras a pesar de mi rechazo, pero lo hiciste.
No es lógico que me perdones una y otra vez, pero lo hacés. No es lógico que mes des otra oportunidad, pero me la das.

Pero lo que sí sé es que antes estaba ciega y ahora veo.
Antes estaba perdida y vos me encontraste.
No tenía esperanzas y ahora las tengo.
Caminaba sin rumbo y ahora vos sos mi norte.
Me sentía vacía y ahora estoy llena de tu plenitud.
Me sentía sola y abandonada pero ahora sé que, aún si todos me dejaran, vos estás a mi lado por toda la eternidad.