18 marzo, 2007

¿Te alegraste?


“Alégrense conmigo porque ya encontré la oveja que se me había perdido”.

Lucas 15:6

“... hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”.

Lucas 15:10

¿Te alegraste?

¿Te alegraste cuando me encontraste?

¿Tus ángeles hicieron fiesta por mí?

¿Me tomaste entre tus brazos cuando me viste cansada, herida, magullada, desesperadamente perdida?

Jesús, dulce y amado Jesús...

Yo merecía el castigo que sufriste por mí, pero no hiciste reproches.

Nunca pensé que alguien pudiera amarme así, sin embargo lo hiciste.

Me amaste aún cuando yo te ignoraba y hacía mi vida a mi manera; a mi torpe, necia y desastrosa manera.

Lo arruiné todo... ¿verdad?

Anduve tropezando de un lado a otro lastimándome, hiriéndome, incapaz de encontrar el camino.

Pero vos me encontraste, vos saliste en medio de la noche de mi desesperación a buscar entre los barrancos, hasta que escuchaste los quejidos al borde del precipicio.

No quiero pensar hacia dónde iba, no quiero pensar hasta dónde habría llegado, qué tan bajo podría haber caído, qué tan lastimada hubiera estado...

No quiero imaginarlo, sólo quiero derramar mi corazón en gratitud porque allí estuviste para impedirlo, para cargarme sobre tus hombros, para curar mis heridas con vino y suavizarlas con aceite. Cerca, muy cerca, para rescatarme de las ruinas de una vida vacía; llena de cosas pero vacía de vos.

Gracias. Infinitas y eternas gracias.

Yo también me alegro de que me hayas encontrado...

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