Me mostraste el camino de la vida, y me llenarás de alegría con tu presencia. Hechos 2:28
Me mostraste el camino de la vida cuando estaba perdida e iba sin rumbo en medio de la oscuridad.Allí, al borde del precipicio, me encontraste y me llevaste a lugar seguro.Me pusiste sobre el camino de la vida, el que conduce al Padre.Y me salvaste, convenciste a mi corazón de la importancia de limpiarse de tanta basura acumulada.Me llevaste al arrepentimiento, a reconocer mi necesidad, a anhelar la presencia de quien, hasta hacía sólo unos momentos, no conocía.Pusiste tus manos sobre mis hombros cansados y me diste la vuelta para que viera la luz que brillaba a mis espaldas.Y cuando la ví la quise.Ya no pude volverme, ya no quise cerrar los ojos para no perder la maravilla.Me enamoré de la vida, me enamoré de vos; tu propio amor vino sobre mí, tu propia sangre me limpió total y completamente.Me mostraste el camino de la vida y me llenaste de alegría con tu presencia.
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