18 marzo, 2007

Estás aquí... conmigo

Casi al filo de la medianoche y aún despierta,

mientras afuera truena y se desploma

el cielo entre estallidos.

Desde algún rincón se aproxima

y se desliza en la isla desierta que es mi cama.

Ocupa cada pliegue,

cada centímetro helado de ausencias,

rozando apenas mis manos

inmóviles sobre las cobijas.

Poco a poco, alimentado de recuerdos,

el pasado toma forma, sustancia, cuerpo,

y me abruma…

Apenas puedo susurrar tu nombre,

No sé qué más decir… ¡te necesito!

Y aquí estás,

meciendo mi nostalgia entre tus brazos,

enjugando las lágrimas que se deslizan mudas,

sin un quejido;

acunando mi soledad, singular y única, ineludible.

Aquí estás, aquietando mis pensamientos,

cobijándome en tu seno, consolándome

hasta que el sueño llega

con su balsámica inconciencia.

Despierto y la noche ya se ha ido,

pero tu presencia sigue aquí.

Puedo sentirte, alerta, vigilante,

atento para acallar las voces que,

desde el pasado,

quieren impedir que disfrute el presente;

mi presente contigo,

nuevo y sorprendente.

Sigues aquí y es tan precioso

saber que no estoy sola,

no, nunca más sola…

(escrito algún día de 1993)

Alguien observador habrá notado que entre "Estás aquí... conmigo" y "Recuerdo" existe alguna relación. De hecho ambos comienzan igual y algunas partes se repiten. Pero hay una diferencia substancial entre uno y otro; y de esa diferencia habla "Primer paso". Poco tiempo después de aquella noche insomne de 1992 algo ocurrió en mi vida, algo trascendental. El Señor me hizo dar cuenta que no podía seguir asi, deprimida, desesperanzada, agobiada por una realidad que no sabía cómo enfrentar. Entonces lo hice, di ese primer paso de aferrarme a Jesús, de pedirle que me perdonara y me ayudara a continuar con mi vida. Jesús, el único capaz de rescatarme de la soledad y la tristeza. Él permanece aquí, siempre. Por eso..., no estoy sola, nunca más sola.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por pasar por aquí. Te invito a dejar tu comentario, las semillas enriquecedoras, llegadas de otros campos, siempre son bienvenidas.