04 noviembre, 2007

Cartas...

En ocasiones me he preguntado si estará bien que te escriba.
No lo sé...
No es que esto remplace la oración, pero es distinto. Diferente.
Es como si, a través de mis dedos, fluyera lo que hay en mi alma con mucha más facilidad que por mi boca.
Parece raro... ¿no?
Digo..., escribirte.
¡Si vos conocés lo que hay en mi corazón aún antes de que pueda hilvanar una frase!
Pero es como que a las palabras se las lleva el viento, aún cuando sé que no dejás de escucharlas y atesorarlas...
Soy yo quien las olvida. Tal vez escribir lo que hay en mi corazón me ayuda a ordenar mis ideas y guardarlas. Así puedo tener presentes tus promesas y tus respuestas a mis oraciones. Al fin de cuentas escribo para mí, vos no necesitás leer esto...
Aunque… ¿sabés? A veces me parece percibir tu presencia, como si estuvieras observando sobre mi hombro a medida que las letras se encadenan una detrás de la otra. E imagino tu sonrisa...
Son mis cartas para vos, un conjunto de palabras con un manojito de mirra que las perfuma para que las recibas como una ofrenda agradable.
Cartas para mi Amado.
Apenas un destello de lo que las palabras no pueden expresar.


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