“Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. Lucas 10:42
¿Cuáles son las cosas urgentes en mi vida? ¿Cuáles las verdaderamente importantes? ¿Qué es lo más costoso que tengo para ofrecerte? Mi tiempo. Mi escaso, recargado y apretado tiempo. Podría tratar de cubrir las necesidades urgentes, podría invertirlo en hacer más o en cumplir con lo mucho que ya hay por hacer. O bien podría tomar la decisión de esa mujer e invertirlo en lo importante. Podría tomar mi agenda y colocar lo importante antes de las mil quinientas cosas urgentes que reclaman mi atención. Y lo importante es el tiempo que pase en tu presencia. Lo más importante. Lo único importante. ¿Cuántas veces lo sacrifico en el altar de lo urgente? ¿Cuántas veces le dediqué mis mejores horas y mis mayores esfuerzos al trabajo, la casa, los chicos, el servicio? Vos estás demandando el primer lugar, el único, absoluto y exclusivo primer lugar. Y a veces se me hace tan difícil aquietarme y concentrarme en buscar tu rostro, en adorarte, en pasar tiempo con vos, en permanecer en tu presencia, callada, esperando oírte... Cuando lo intento parece como si todos los problemas, las preocupaciones y las responsabilidades me cayeran encima como una avalancha. Me cuesta acallar sus voces que chillan y me impiden enfocar mi mirada en vos e inclinar mi oído para escucharte. Y estoy cansada... Estoy cansada de eso... ¿Quisieras tomar todas esas cargas y llevarlas por mí mientras descanso en tus brazos?
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