No me gustan las piedras
que hieren y desangran,
prefiero arrojar flores que iluminen,
que perfumen el alma y la existencia,
que alfombren el camino
y lo hagan suave y colorido.
Y si de descubrir rostros se trata,
prefiero inclinarme al rostro de la vida,
de la realidad que está ahí
y es posible descubrirla,
porque no es sólo lo que se ve
pues supera los sentidos.
Prefiero los cantos de fe,
porque en estos tiempos
hay que atreverse a conservarla,
cultivarla y vivirla,
ya que es lo único que nos salva
y nos da sentido.
que hieren y desangran,
prefiero arrojar flores que iluminen,
que perfumen el alma y la existencia,
que alfombren el camino
y lo hagan suave y colorido.
Y si de descubrir rostros se trata,
prefiero inclinarme al rostro de la vida,
de la realidad que está ahí
y es posible descubrirla,
porque no es sólo lo que se ve
pues supera los sentidos.
Prefiero los cantos de fe,
porque en estos tiempos
hay que atreverse a conservarla,
cultivarla y vivirla,
ya que es lo único que nos salva
y nos da sentido.
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