Pensaste en mi cuando elegiste
de todos tus privilegios despojarte
para venir a nacer aquí, en esta tierra,
Dios hecho hombre, te encarnaste.
Pensaste en mí cuando en el huerto
aceptaste obedecer y tomar la copa,
aún en medio del dolor y la agonía
cumpliste la voluntad del Padre y no otra.
Pensaste en mí cuando, amarrado,
recibías los golpes y las burlas.
Los azotes y el escarnio cubrían tus espaldas
por culpas que no eran tuyas.
Pensaste en mí cuando, en la cruz,
clavaron tu cuerpo lacerado
soportando sobre tus hombros cansados
el peso de todos y cada uno de mis pecados.
Pensaste en mí cuando clamaste desamparado,
y ofrendando tu sangre, derramando tu vida,
entregaste tu ser en sacrificio
perfectamente consumado.
Pensaste en mi cuando aún faltaban siglos
para que yo aceptara tomarme de tu mano,
y ahora veo que fue tu amor por mí y no los clavos
lo que te sostuvo hasta el fin, crucificado.
El mas grande e inexplicable amor!...
ResponderBorrarUn abrazo Patricia, esta semana sale lo prometido ;)
...y por demás inmerecido!!
ResponderBorrar¡Gracias! Un abrazo =)