16 noviembre, 2008

Pónganse a prueba

Examínense ustedes mismos, para ver si están firmes en la fe; póngase a prueba. 2° Corintios 13:5

Mi fe permanecerá firme siempre y cuando está puesta en el lugar correcto.

Si mi fe está basada en mis propias capacidades, en mi propia inteligencia y habilidades, entonces no permanecerá.

Si está basada en un trabajo, en el dinero que pueda tener en el banco, en la economía del país o en los hombres que lo manejan; no resistirá.

Si mi fe está puesta en la respuesta de los demás a mis expectativas, a mis deseos o a mis sueños; estoy perdida.

Todo eso no es más que arena.

Puede parecer que sostiene algo pero, en realidad, no sostiene nada en absoluto.

En cambio, si mi fe descansa profundamente arraigada en vos, entonces ni el mismo infierno la podrá arrancar de esa roca.


09 noviembre, 2008

Ven


Se despliega el alba en el horizonte oscuro
con un estallido de escarlata y lila
y un tapiz de vellones, enhebrados con oro,
trepa hasta el cenit anunciando el día.


Amanece entre las nubes en esta mañana,
no eres tú que llegas pero te imagino,
volviendo a buscar a mi alma que clama,
viniendo por mí, dulce amado mío.


07 noviembre, 2008

Aprovechen bien este momento decisivo, porque los días son malos. No actúen tontamente; procuren entender cuál es la voluntad del Señor. Efesios 5:15-17

Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. Efesios 6:10

…tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir al día malo. Efesios 6:13

¿Quién duda que los días sean malos? Lo son, pero también son días decisivos, días en los que la oración debe ser una prioridad ineludible. Sólo en tu presencia voy a poder captar en plenitud cuál es tu voluntad. Sólo allí voy a obtener la fuerza y el poder para enfrentar estos días, tomando toda la armadura que me permita resistir. Los días son malos, pero vos sos bueno, poderoso y fiel. Nunca me vas a dejar, nunca vas a apartar tu mirada ni vas a dejar de bendecirme. Nunca dejarás de inclinarte para prestar atención a mis palabras, al clamor de mi alma y al anhelo de mi corazón.

Dice tu Palabra: “Deléitate en el Señor y él concederá las peticiones de tu corazón”. Esto significa hacer de vos el motivo de mi alegría, la fuente del gozo y la paz. Aún en medio del día malo, aún en medio de las dificultades y los problemas, aún a pesar de mi misma y mis inseguridades. Sólo así voy a poder mantenerme firme, revestida de tu verdad y protegida por la rectitud; lista para anunciar el mensaje de la paz. Cubierta con el escudo que ataja los dardos del maligno, llena mi cabeza de pensamientos sujetos a vos, consciente de la salvación que ganaste para mí; y con la palabra firmemente arraigada en mi corazón para que de ella hable mi boca.