Esta mañana iba mirando distraídamente por la ventanilla del colectivo, cuando de pronto lo vi. Su cara regordeta me sonreía desde un afiche publicitario. Y no sólo una, a lo largo de toda la extensión de vallas que rodean una obra en construcción, su imagen multinacionalmente patrocinada se multiplicaba hasta el hartazgo, hasta la náusea. Fue entonces que caí en la cuenta de qué manera este intruso se ha apropiado, sin razón ni derecho, de estas fiestas decembrinas.
Donde quiera que mire, ahí está él con su nariz y sus cachetes colorados; nadie sabe bien si por el riguroso clima del polo norte o por algún exceso etílico. No niego que como personaje resulte simpático, aunque un poco desubicado en estas latitudes donde los fines de diciembre se prestan más para el traje de baño y la sombrilla que para la parka y el trineo.
¡Está en todas partes! En las publicidades televisivas, en los diarios, en las revistas, en los adornos de cada vidriera, colgado de los árboles de navidad, en las puertas y las ventanas de las casas, en los envoltorios de los turrones, en los paquetes de garrapiñadas, en la bolsa del pan dulce, en las cajas de pirotecnia, en las botellas de la bebida cola…, y así hasta el infinito.
La verdad, me cansé. Me cansé de las películas "navideñas" que los canales se empeñan en transmitir para estas fechas y que tienen a este señor detentando un protagonismo que no le pertenece. Me cansé de su risa y de su traje rojo con olor a reno. Me cansé de que la inmensa mayoría lo tenga como legítimo representante de esta fiesta cuando sólo se trata de un impostor.
Por eso, Papá Noel, te ruego que me disculpes si te ignoro completamente.
En realidad no te culpo. La culpa es mía. Mía y de todos los que sabemos cuál es el verdadero motivo de la reunión y somos escasos a la hora de hacerlo saber. Algo no anda bien si no somos capaces de transmitir que el sentido de la Navidad es celebrar el mayor acontecimiento de la historia. Un acontecimiento que sucedió muy lejos de las luces, los adornos y los lujos de los paseos de compras. Sucedió en medio de la noche, en un pueblo perdido, en un pesebre que olía a bosta. Jesús nació. Dios se hizo hombre. El Rey se despojó de todo para revestirse de humanidad y cumplir una misión mucho más trascendente que recorrer el mundo en un trineo volador repartiendo regalos. Nació para morir y darnos vida. ¡Ese es el más grande y fabuloso Regalo que alguien pueda recibir! Por eso, cuando levante mi copa será para brindar por mi Señor que ha nacido, para decirle ¡feliz cumpleaños! y para darle mi vida sin esperar de él nada más que lo que ya me ha dado.
¡Feliz Navidad! ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
ufa. 1. interj. Arg. y Ur. U. para expresar fastidio, fatiga o desagrado.
bosta. (De bostar). 1. f. Excremento del ganado vacuno o del caballar.(www.rae.es)
Hola patricia, pues yo me cansè hace mucho tiempo!!!jejje.Saludos, espero recibas un prospero año nuevo.
ResponderBorrar¡¡Qué alivio!! Yo creía que era que me estaba poniendo viejita y refunfuñona... jajaja. Ahora veo que somos varios que estamos un poquito cansados del gordito este.
ResponderBorrarGracias por tus buenos deseos y que tengas un excelente año 2009.
Un abrazo.