Continuamente recordamos qué activa ha sido su fe, qué servicial su amor, y qué fuerte en los sufrimientos su esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante de nuestro Dios y Padre.
1° Tesalonicenses 1:3
Generalmente se piensa que los sufrimientos hacen que uno se desespere, se desanime y pierda la fe y las esperanzas. Sin embargo, aquí el apóstol muestra como, en medio de los sufrimientos, se puede conservar una fe activa, un amor servicial y una fuerte esperanza.
Una vez leí un texto que decía que debíamos asegurarnos de que las aflicciones no estuvieran entre vos y nosotros, porque eso produce separación; y que, al contrario, si nos mantenemos de frente al sol de justicia, los problemas que puedan pesar a nuestras espaldas nos empujarán más y más a tus brazos. Y allí, en tus brazos amorosos, es posible hallar consuelo, renovar la fe, vivificar el amor y fortalecer la esperanza.
Eso es lo que necesito. Necesito fundirme en tus brazos, refugiarme en tu seno y permanecer quieta, en silenciosa adoración. Hay muchas cosas que me arrastran como un torbellino, ideas y pensamientos que bombardean mi mente cuando intento orar, cuando trato de enfocarme en tu rostro y buscar la corriente fresca y restauradora de tu Espíritu. Necesito descansar en vos, reconocer que tenés todo bajo control y que vas a obrar de la manera maravillosa en que lo has hecho hasta hoy. Nunca me abandonaste, nunca me dejaste, siempre me has ayudado y bendecido más allá de lo que hubiese podido soñar. Necesito confiar, porque sé que, en mis fuerzas, separada de vos, no puedo hacer nada.
1° Tesalonicenses 1:3
Generalmente se piensa que los sufrimientos hacen que uno se desespere, se desanime y pierda la fe y las esperanzas. Sin embargo, aquí el apóstol muestra como, en medio de los sufrimientos, se puede conservar una fe activa, un amor servicial y una fuerte esperanza.
Una vez leí un texto que decía que debíamos asegurarnos de que las aflicciones no estuvieran entre vos y nosotros, porque eso produce separación; y que, al contrario, si nos mantenemos de frente al sol de justicia, los problemas que puedan pesar a nuestras espaldas nos empujarán más y más a tus brazos. Y allí, en tus brazos amorosos, es posible hallar consuelo, renovar la fe, vivificar el amor y fortalecer la esperanza.
Eso es lo que necesito. Necesito fundirme en tus brazos, refugiarme en tu seno y permanecer quieta, en silenciosa adoración. Hay muchas cosas que me arrastran como un torbellino, ideas y pensamientos que bombardean mi mente cuando intento orar, cuando trato de enfocarme en tu rostro y buscar la corriente fresca y restauradora de tu Espíritu. Necesito descansar en vos, reconocer que tenés todo bajo control y que vas a obrar de la manera maravillosa en que lo has hecho hasta hoy. Nunca me abandonaste, nunca me dejaste, siempre me has ayudado y bendecido más allá de lo que hubiese podido soñar. Necesito confiar, porque sé que, en mis fuerzas, separada de vos, no puedo hacer nada.
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