¿Qué va a resultar de esto, de todas estas palabras? No lo sé. No importa. Igual es bueno tener este espacio en blanco donde expresar muchas cosas. Lo que salga. Lo que esté en este momento ahi, en la punta de la lengua. Una forma de lanzar semillas al viento. Las semillas contienen vida y el viento las lleva a donde uno ni siquiera imagina. Probablemente no las vea germinar. Pero encontrarán en algún lado buena tierra donde crecer. Espero que asi será.
17 marzo, 2007
El recuerdo
Es con la noche que aparece silencioso. Desde algún rincón se aproxima y se desliza en la isla desierta que es mi cama. Ocupa cada pliegue, cada centímetro helado de ausencias. Mece mi nostalgia entre brazos de bruma y enjuga las lágrimas que se deslizan mudas, sin un quejido. Acuna mi soledad singular y única, ineludible, hasta que el sueño llega con su balsámica inconciencia. Él permanece allí vigilante, guardián invisible de tantas horas estériles de insomnio y tantas otras de sueños agitados. Lo sé porque hoy, con las primeras luces, pude atrapar el instante en que el sol lo traspasa implacable y lo esfuma dejándome otra vez en el vacío. El vacío que no se va, que no se acaba, que, paradójicamente, lo alimenta. Sé que volverá. Volverá esta noche. Estará aquí cuando se hayan acabado las urgentes actividades de la jornada y las excusas. Cuando se agoten todas esas cosas con las que procuro ocupar las horas, cuando cruce otra vez este umbral y me enfrente de nuevo con el silencio, volverá. Es inevitable. Aún cuando he tratado de eludirlo, de ignorarlo o de aniquilarlo. Igual sobrevive. Sobrevive al dolor, al desengaño, a la furia. Sobrevive a los años y a las distancias. (escrito alguna noche de 1992)
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Gracias por pasar por aquí. Te invito a dejar tu comentario, las semillas enriquecedoras, llegadas de otros campos, siempre son bienvenidas.
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